Queridas lectoras…
Hoy no vamos a empezar con flores.
Ni con números.
Ni con sonrisas.

Vamos a empezar con el toro, directamente por los cuernos.

Si supieran lo que nos enteramos…

Hay un negocio de la industria —uno al que denominaremos como x— que últimamente ha estado muy entretenido con nosotras.
Demasiado entretenido.
Y no es el único en nuestro radar, pero sí es el que ya repitió varios patrones dignos de ser mencionados.

¿Qué están haciendo?
Lo de siempre cuando alguien quiere replicar un concepto sin entenderlo:
agendan con todas las socias,
y su primer diálogo es:
“si te vienes con nosotros vas a ganar más”.

Y como si eso fuera poco, están diciendo:
“yo que tú me salgo porque conocemos a una persona que dice que ahí la amenazaron por quererse ir”.

¿La palabra?
Predecible.
Casi escolar.
Y para ser honestas, financieramente absurda.

Porque si algo tenemos claro —después de años en negocios tradicionales y no tradicionales es que cuando alguien inventa estos rumores, es porque no entiende cómo funciona un negocio que no pierde dinero con las personas que entran y con las que se van.

Permítanme explicarles, pero con ritmo.
Como una revista que te agarra y no te suelta.

Supongamos que eres nueva.
Entras.
Das un masaje a domicilio—porque aún no tienes espacio propio—.
Un solo masaje.

¿Y qué creen?
Nosotras ya ganamos.Y tú también.
ROI inmediato.
¿Por qué?
Porque:

  • la camilla no te la regalamos: o la compraste con nosotras o te la rentamos con depósito en garantía o adquieres una tradicional sin agujero por tu cuenta.

  • fotos profesionales no se te hicieron al inicio,

  • lo que se manda al cliente son fotos caseras para ver una sola vez. Si te quedas y pagas fotos, las pagas TÚ.
    Nosotras no las regalamos.
    Así que si un día decides irte, usar tus fotos en otro lado, o dárselas al negocio x, y o z…
    adelante.
    Ya están costeadas. 😈
    No representan pérdida.

  • video mucho menos: eso ya no existe como regalo desde hace años,

  • curso no se te dio,

  • y no existió inversión directa de nuestra parte hacia ti en ninguna etapa: ni al principio, ni a la mitad, ni al cierre.

Gracias a nuestras plataformas, cartera de clientes y marketing, tú ya generaste ingresos desde el día 1.
Y nosotras también.
Sin fricción.
Sin pérdidas.
Sin fugas.

Primero: por qué lo que dicen no tiene sentido (ni financiero ni lógico)

Y esto no fue casualidad.
Esto cambió desde que entramos nosotras en 2024.
Porque, honestamente, antes este negocio tenía fugas que harían llorar hasta a un financiero amateur.

Entonces, querida lectora, pregúntate con nosotras:
¿por qué tendríamos que amenazar a alguien?
¿Para proteger qué?
¿Un costo que no existe?
¿Un gasto que no hacemos?
¿Una utilidad que ya se generó desde el día 1?

La narrativa de este competidor simplemente no cuadra.

✦ Si diste 5 sesiones y no te integraste por completo:
nosotras ya ganamos dinero.

✦ Si diste 20 o 25 sesiones y decidiste no pagar fotos y no te integraste al final:
también ya ganamos dinero.

✦ Tú dejas de generar dinero con nosotras cuando decides no integrarte.
No nosotras contigo.

Y si te integras por completo y un día decides irte:

– no solo ya generaste dinero desde el inicio,
– sino que la camilla y las fotos que te puedas llevar…
ya las pagaste.

No hay fugas.
No hay pérdidas.
No hay rencores.

Y los clientes a los que les pudiste sacar el número —te guste o no leerlo—
van a regresar con caras nuevas aquí.
Frustrante para ciertos personajes… pero completamente cierto.

Así que no, cariño:
toma por certero que te puedes ir cuando quieras, regresar cuando quieras,
la casa siempre gana y aquí no amenazamos a nadie. Quien necesite vender otra historia, que la venda…
al final, la lógica solita se encarga de acomodar a cada quien en su lugar.

Porque así está diseñado el modelo.
Porque así se construyó la estructura.

Segundo: el patrón repetitivo del negocio X

No es la primera vez que intentan “rascar” aquí.
Ni será la última.
Eso pasa en todas las industrias:
el que no sabe generar desde cero busca donde ya hay flujo.

Tenemos una conocida con un salón de belleza que hace exactamente lo mismo en otros salones, echa ojo… y luego se acerca a las estilistas para decirles que por qué no prueban trabajar ‘mejor’ en el suyo.
¿Está mal?
No.
¿Es elegante?
Tampoco.

Pero aquí la diferencia es que estas personas vienen con un factor extra:
la necesidad de inventar historias.

Como si dijeran: “no podemos competir con estrategia, así que mejor metemos miedo”.
Ay cariño… si supieran la risa que nos da.

Nosotras venimos de mundos donde la competencia real no ataca con cuentos,
sino con:

  • estructura,

  • análisis,

  • visión,

  • arquitectura de negocio.

Y créanme:
esto no es eso.

Ahora sí, vayamos al origen de todo:

las fugas del pasado y por qué ya no existen

Antes de que entráramos, había pérdidas que daban escalofrío:
— cursos de 7,000 MXN regalados,
— fotos regaladas,
— camillas que desaparecían,
— videos gratis,
— chicas que se llevaban todo eso y además clientes.

Y aún así, la antigua administración decía: “¡¿pero por qué pasa?!”.

Porque, mis amores,
en cualquier industria, si regalas activos, generas fugas.
Y eso es exactamente lo que pasaba.

En esos tiempos, la dueña tenía un argumento muy particular:
‘bueno… es parte de; algunas se quedan, otras ya robaron, se compensa; de cualquier manera entran nuevas y los clientes siguen aquí’.

Y mira, por un lado sí: esa lógica tiene un gramo de verdad.
Pero, cariño…
aquí no somos las hermanas de la caridad para andar regalando fotos, videos, cursos, camillas o lencería ‘porque sí’.
Eso no es estrategia.
Eso es fuga maquillada de resignación.

Lo vimos apenas llegamos.
No se necesitaba investigar mucho.
Saltaba a la vista como cuando revisas un balance lleno de números rojos.

Así que hicimos lo que hacen las inversionistas que saben correr negocios:
cerramos fugas una por una.

Cursos eliminados

La primera dueña no tomó curso.
Aprendió con videos.
Es suficiente para empezar.
End of story.

Fotos: cada quien paga lo suyo

Se mandan fotos caseras al inicio, tipo selfie:
las que se quedan oficialmente y quieren fotos profesionales, las pagan ellas.

Así que si un día se van…
no se llevan nada nuestro.
Sencillo, hermoso y financieramente impecable.

Videos: ya no son cortesía

Son más caros, más complejos y sí, aumentan ventas +40%.
Pero aquí ya no se regala ni aire.
Quieren video: se paga.
No quieren: trabajan con fotos como lo han hecho casi todas estos últimos años.

El robo: la parte que nadie quiere hablar, pero nosotras sí

En cualquier negocio —desde panaderías hasta tech— siempre hay quien le roba a su propia familia.
Imagínense aquí.

Por eso, sin ser expertas en economía, entendemos perfecto el costo de oportunidad de estar diciendo adiós por algunos robos.

El robo existe en tres niveles:

hormiga (tolerable: te genera más de lo que te quita),
medio hormiga (aceptable: aún hay ganancia),
y el político recién electo que quiere llevarse hasta el papel de baño.

A los primeros dos se les tolera porque salen más caros los dramas que las fugas.

A los terceros:
se les restringe.
Se les mandan clientes vetados, extranjeros, los que vienen una sola vez.

La experiencia y los números mandan.

Y luego está la frase clásica de la que ya se quiso pasar de lista varias veces:
“qué raro que solo tuve dos clientes esta semana…”

Nuestra respuesta —diplomática, con una sonrisa y un estiradito de vocales— es:
‘ay qué raaaarooo, nena…’
(el tipo de ‘raro’ que todas sabemos traducir sin diccionario).

Porque en el interior es simple:
se te avisó que si querías ponerte muy lista, iba a haber restricciones.
Aquí nadie es ingenua.
No es castigo.
Es administración de riesgo.
Es proteger el sistema.

Y ahora sí… hablemos del famoso “aquí ganas más” y de por qué inventan que nosotras amenazamos

Porque sí, lo hemos escuchado.
De varias bocas.
Y no solo del negocio x: también de otros que operan igual.
Así que vamos a ponerlo simple, sin adorno.

Muchos de esos negocios funcionan así:

tienen uno o dos departamentos centralizados bajo su nombre
y ahí meten a varias chicas.
Es cómodo, sí.
Pero cómodo no siempre es rentable.

Estamos enteradas.
Muy enteradas.

Para la chica que no tiene espacio propio y le da flojera rentar por su cuenta, puede sonar práctico.

No lo vamos a negar.

Pero ahora viene la parte honesta:

Si fueras totalmente franca contigo misma, tu volumen sería MUCHO mayor si tuvieras tu propio espacio y trabajaras con nuestra modalidad.

¿Por qué?
Porque con un espacio propio tú controlas:

  • tu agenda,

  • tus horarios,

  • tu ambiente sin tensiones ni comparaciones,

  • tu vibra personal,

  • tu flujo según tu estilo,

  • y el acceso a un volumen de clientes mucho más amplio y con mayor calidad.

Y esto no nos lo tiene que contar nadie.
Sabemos cómo funcionan los números,
sabemos cómo se mueve la demanda
y sabemos cómo responde el mercado cuando una socia trabaja desde un entorno que es 100% suyo.

La belleza de nuestro modelo es esta:

Puedes trabajar aquí,
probar en mil lugares,
quedarte con varias opciones,
o darle prioridad al que tú quieras.

Eso no se discute.
Es tu derecho.

Lo que sí se discute es el argumento de las amenazas.
Porque ahí, mis amores, ya hablamos de otra cosa:

Habla de desesperación.

De gente que ya no sabe competir con estructura
y necesita meter miedo donde no hay sustancia.

Y la desesperación siempre se huele.
Siempre.
Y siempre se aborda.

Para esos competidores, un recordatorio cariñoso:
crear una narrativa propia les ahorraría muchos dolores.
Hay espacio para todos… siempre y cuando sepan construir.

Porque sí, intentar llevarse al 50% operativo —las socias— puede sonar ingenioso,
pero se les olvida el 50% invisible:
el cerebro, la estrategia, la ingeniería de contenido, las plataformas, la visión, el diseño del sistema.

Ese pedazo no se copia.
No se improvisa.
Y ahí es donde rascar deja de ser tan fácil.
Pero bueno… cada quien pelea con las herramientas que tiene.

Para cerrar

Ya que estamos hablando claro:
las fugas antes eran del 100%.
Hoy son del 10–20%.
Un avance sólido, medible y elegante.

Yang y yo no venimos a hacer drama.
Venimos a hacer que esto funcione.
Venimos a ordenar.
A poner límites.
A cuidar lo que antes se desbordaba.

Y cuando la competencia intenta meter su cuchara…
pues sí, molesta un poco.
Pero el mundo es libre.

Y como siempre decimos:
cuando un patrón se repite, se expone.
Sin miedo.
Sin temblar.
Sin bajar la mirada.

Ciao ciao.
Yin & Yang.